David Vallejo |
Existen estilos de aplicar la tensión y relajación muy dispares, hay lineas de ejecución que hacen bastante uso de la relajación, (tai chi, shoto kai, nanbudo, aikido, etc...), también existen estilos en el extremo opuesto, y están los estilos que alternan la tensión-relajación. Como podéis observar, hay mil formas de entender y/o aplicar un movimiento, aunque todo movimiento siempre persiga lo mismo, en definitiva, la eficacia, ahorrando energía, aumentando la velocidad, aspectos físicos y psíquicos, ...
La relajación, se refiere al grado o nivel de tensión, de los músculos que componen nuestro cuerpo.
El ahorro de energía, como cualidad principal en el desarrollo del movimiento, procura no someter a la musculatura, que actúa, o sea, la que está en acción en ese determinado momento, a tener una tensión mayor de la justa y necesaria, para ejecutar dicha acción. Por consiguiente, se consigue tener el mínimo grado de tensión en la musculatura antagonista, así evitamos cualquier tipo de bloqueo, que dificultaría, fluida y rápidamente, realizar el movimiento distinto al de la acción anterior.
Los músculos, deben estar constantemente bajo una ligera tensión. Pero siempre, con una tensión mínima y controlada, porque si tensamos demasiado, disminuye nuestra destreza y velocidad en la acción. En estos casos, el problema reside en la sobrecarga, o sobre-tensión, de la musculatura antagonista.
Un nivel bajo de tensión, en la musculatura ejecutora de la acción, se traduce en un menor uso de la energía.
No podemos olvidar, que la musculatura antagónica tensada, tiene un desgaste grande de energía y provocan rigidez y/o resistencia, a todo movimiento siguiente a realizar.
Las personas con años de practica y experiencia, suelen utilizar la relajación, como una forma correcta de ahorrar energía, y desarrollar los movimientos con naturalidad, pero siempre, y como os dije al principio del artículo, buscado una eficacia. No ejecutando movimientos innecesarios y utilizando la menor proporción de energía en cada acción, de ahí el uso correcto de LA RELAJACIÓN.
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