El entonces Príncipe don Juan Carlos presidió la fase final. José Pérez, subcampeón de ese campeonato, nos habla del pasado, el presente y el futuro del karate.
Mayo de 2015.- Fue el 2 de mayo de 1970 cuando, por primera vez en España, se celebró en Madrid un campeonato oficial de karate, cuya fase final estuvo presidida por el entonces Príncipe de España, don Juan Carlos de Borbón. Esa primera competición, con la que se 'oficializaba' el deporte del karate en nuestro país (puesto que ya antes se habían desarrollado otros campeonatos), fue presenciada también por doña Sofía, y por el entonces delegado nacional de Educación Física y Deportes, Juan Antonio Samaranch (presidente del Comité Olímpico Internacional entre 1980 y 2001), entre otras autoridades.
La final, que se desarrolló en las actuales instalaciones del Consejo Superior de Deportes, la disputaron los karatekas Antonio Oliva y José Pérez, actualmente 9º Dan de karate y presidente de la Federación Canaria. El Príncipe, que entonces ostentaba el cinturón negro 2º Dan, hizo entrega de los trofeos a los campeones y estuvo un buen rato cambiando impresiones con los karatekas participantes.
Ahora, 45 años después de aquel I Campeonato de España de Karate, en el que tomaron parte alrededor de 35 karatekas, el maestro José Pérez recuerda cómo perdió la final frente a Oliva, cuando el propio Pérez partía como favorito. "El Príncipe, que me dijo que me pusiera a su derecha en la foto, me preguntó que cómo era posible que hubiera perdido... ¡y le contesté que Oliva me había dado una patada que casi me entró diarrea!", reconoce mientras se ríe.
SOBRE EL OLIMPISMO DEL KARATE
El maestro José Pérez, leyenda viva de la historia del karate, tiene muchas anécdotas que contar sobre esta filosofía de vida que ahora tiene el reto de ser reconocida como deporte olímpico, "algo por lo que llevamos luchando desde hace mucho tiempo", señala. "Tuvimos un freno -explica- cuando el taekwondo fue reconocido deporte olímpico, porque decían que, con esa decisión, el karate ya era olímpico".
Y es que, los inicios del karate estuvieron muy vinculados con el taekwondo ("que es el karate coreano", según explica el maestro Pérez). De hecho, en los primeros campeonatos de España no se distinguía entre el karate y el taekwondo, "peleábamos juntos hasta que el taekwondo se escindió del karate", precisa. "Luego cada uno fue por una línea distinta".
Al preguntarle al maestro Pérez sobre los 'puristas' del karate que piensan que con el olimpismo se desvirtuaría la verdadera esencia del karate, Pérez asegura que, "si no hubiese sido por el karate como deporte, seguiríamos en las cavernas todavía". En su opinión, con los Juegos Olímpicos que se celebrarán en Tokyo (Japón) en 2020, "parece que los astros se encuadran para esa fecha, porque coincide que se hace en Japón, cuna del karate, porque el Comité Olímpico ha abierto la mano a nuevos deportes y que la Federación Mundial de Karate, con Antonio Espinós a la cabeza, se lo está 'currando' con Japón; entonces -asegura- hay muchas, muchas posibilidades".
Para hacerse una idea de lo que supondría que el karate fuese reconocido deporte olímpico, es necesario hablar de cifras: si actualmente el karate recibe aproximadamente 400.000 euros al año como subvención, si fuese olímpico esa cifra podría ascender hasta los cinco millones de euros provenientes del Comité Olímpico Internacional. "Eso supondría -añade- que los chavales que tenemos no tendrían que costearse, como les ocurre ahora, las competiciones no oficiales en las que participan por todo el mundo para mantener el nivel que luego demuestran en las competiciones oficiales, porque las grandes ayudas son para los deportes olímpicos".
En todo caso, si finalmente se consiguiese el objetivo del olimpismo del karate, sólo entraría la modalidad de kumite (el combate) y no ocurriría lo mismo con los katas, puesto que, según José Pérez, "los katas son más subjetivos de valorar". Sin embargo, "aunque los katas son muy difíciles de juzgar, sobre todo si existen muchos tradicionalistas arbitrando, lo importante es entrar, porque una vez que se entra puede pasar, por ejemplo, como con la natación, que tiene muchos estilos diferentes".
En opinión del maestro Pérez, "lo que ocurre es que mucha gente no ha entendido lo que es el Do (Karate-do), y es el camino que tú recorres con los conocimientos que te dan, pero no puedes recorrer el camino que otro ha hecho; tú tienes unas herramientas y las adaptas a tu cuerpo; el Do es tu camino, no el camino de otro: incluso no puedes hacer el mismo Do que tu maestro; él te proporciona las herramientas que conoce y tú las adaptas a tu cuerpo; ése es el Do... ¡no hay más!".
LAS COMPETICIONES DE HACE 45 AÑOS
De aquellos primeros tiempos del karate, aparte de echar la vista atrás y pensar "en el tiempo que ha pasado", el maestro Pérez recuerda, por ejemplo, que competían sobre tierra, que no había guantillas ni espinilleras, que en ese primer campeonato oficial se estrenaron los árbitros, o que las coquillas, protecciones oficiales que deben llevar los competidores del género masculino para proteger la zona pélvica, "estaban hechas de un material parecido al aluminio, que era resistente pero muy frágil al golpe". Entonces, en una competición, "a uno de los karatekas le dieron una patada, la coquilla se cuarteó, y él, cuando vio que del kimono le salían 'cachitos' que no sabía lo que eran, ¡se desmayó!".
Como última anécdota, recuerda al actual presidente de la Federación Mundial, Antonio Espinós. "Fuimos a competir en un triangular en Suiza, en el que también participaban España e Italia, y un italiano le dio un golpe a Antonio en el párpado del ojo, y se le cayó la piel del párpado y le tapó el ojo". Recuerda el maestro Pérez que esa imagen "fue tan grave, aunque luego quedó en nada, ¡que yo entré al tatami al pegarle al árbitro!", cuenta sin parar de reír. Cuando regresamos a España, todos veníamos con algún golpe y la mujer de Antonio nos miraba riéndose, y nosotros pensábamos: "¡Pues verás cuando veas a tu marido!".
José Pérez, que tiene el número cinco de cinturón negro, estuvo seis años compitiendo, "hasta que nació mi primer hijo y tuve que elegir", pero no abandonó el karate definitivamente. Después estuvo en la Escuela de Preparadores, fue director de la Comisión de Arbitraje española, y miembro de la Comisión de Arbitraje de la europea y de la mundial.
"El karate -asegura- ha sido mi vida, y toda mi vida ha estado dedicada al karate en todas las facetas". Por eso, a los actuales competidores les recomienda que, aunque estén centrados en sus entrenamientos y en las competiciones, "que no dejen de lado su formación en el ámbito del karate, porque la competición acaba, y si se siguen formando en este mundo, y sobre todo en su especialidad -monitor, entrenador, etc.-, ¡podrán seguir oliendo tatami!". Finalmente, quiere darles las "gracias" por "participar" en las competiciones, "sabiendo como saben las pocas ayudas que existen".
Fotos: José Pérez.
fuente: www.rfek.es
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