La historia del 'sensei' del karate que cura el dolor, Hiroshi Taninokushi

Hiroshi Taninokushi
Hiroshi Taninokushi, además, ha realizado miles de sesiones de quiropraxia.
En las manos de Hiroshi Taninokushi el dolor desaparece. Este japonés, de 66 años, tiene la habilidad de combinar sus conocimientos en quiropraxia y karate para brindarles bienestar a las personas.
Su historia en el país se remonta a varias décadas atrás. Llegó en 1971 y fue uno de los fundadores, junto con el doctor Jaime Fernández, de la Liga de Karate en Colombia. Desde entonces, ha instruido a cientos de personas sobre este arte marcial en el país.
De sus alumnos recuerda con particularidad y alegría al exalcalde Antanas Mockus, a quien enseñó durante cuatro meses sobre defensa personal. “Yo llegaba a su casa, dos o tres veces a la semana, a las cinco de la mañana y él ya estaba listo para recibir sus clases. Es un hombre muy valiente, bueno y juicioso”, señaló Taninokushi y agregó “incluso estando enfermo no dejaba de practicar”. Gracias a ese buen desempeño de Mockus, el japonés decidió otorgarle a su alumno el título de cinturón negro (honoris – causa) en karate.
A través de este arte marcial, asegura Taninokushi, se hace gimnasia, ejercicio y se logra el control mental y corporal, por lo que su objetivo es “enseñarle a la gente a sobrevivir y no a matar”, puntualiza.
Decidió volver al Japón para culminar sus estudios en medicina oriental. “La quiropraxia significa práctica con las manos, por ello todo se hace con masajes y terapias. El cuerpo se mira como un todo, y no por partes, y la columna vertebral juega un papel importante porque es la base de todo”, explica el maestro.
Con esta práctica logra curar los dolores de las articulaciones o musculares y ‘cuadrar’ el cuerpo después de una lesión. “Cuando hay dolor es porque algo está descuadrado y necesita ser puesto en su lugar”, señala el maestro, mientras aclara que la quiropraxia no cura fracturas ni tumores.
Taninokushi ha realizado miles de sesiones en diferentes partes del mundo y entre sus pacientes han figurado personajes colombianos como César Rincón, Álvaro Gómez Hurtado y Jorge Luis Pinto. Y aunque el maestro está radicado en Venezuela, le gusta pasar largas temporadas en Colombia, especialmente en Bogotá.
La sesión, que dura en promedio 20 minutos, comienza con una evaluación que va desde la cabeza hasta los pies, los pacientes le explican qué parte del cuerpo les duele y el maestro los examina. Les hace masajes en la zona afectada y en la columna y luego, con un par de movimientos fuertes -que solo un experto puede hacer- pone todo en su lugar. De inmediato el dolor, dependiendo de si requiere una o varias sesiones, desaparece.
Taninokushi recomienda que las personas interesadas consulten a su médico sobre la conveniencia de la quiropraxia en ellos y recalca que las sesiones deben ser realizadas por expertos en el tema. “Deben tener estudios, no hay que confiarle el cuerpo a cualquiera”, precisa el ‘sensei’.
Enseña a sobrevivir
Taninokushi ha dedicado su vida a enseñar karate y quiropraxia, dos prácticas que pueden parecer distintas, pero que en realidad para él tienen mucho en común. “La quiropraxia son los primeros auxilios de las artes marciales”, dice.
De su cabeza no logra sacar la imagen en la que, gracias a este conocimiento, una persona le ganó la batalla a la muerte. “Hace 15 años estábamos en un curso de ascenso de karate en el Club Choquenzá, aquí en Bogotá, y accidentalmente una persona le pegó una patada en el cuello a otra. El sujeto cayó al suelo y se desnucó. En el lugar había dos médicos quienes aseguraron que no había nada que hacer, que la persona había fallecido, recuerdo que todos lloraban. Yo intenté hacer algo, pero no pude; las manos me temblaban y estaba sorprendido por cómo había quedado la persona. Sin embargo, pasaron 11 minutos y una persona a la que yo le había enseñado quiropraxia, no se dio por vencida, cogió al sujeto de la cabeza, aplicó los conocimientos y lo cuadró. Fue increíble, de inmediato se paró y sobrevivió al golpe, quería seguir peleando, pero lo llevamos a un centro de salud”, relató el maestro aún con un gran gesto de sorpresa en su rostro.
De esa lección aprendió a no dejarse ganar nunca más por el miedo y aplicar sus conocimientos en pro del bienestar de los demás.

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David Vallejo (Budokan Sevilla Dojo) www.budokansevilla.com