La práctica de esta actividad contribuye a mejorar el equilibrio y la coordinación en personas con diversidad funcional. Familiares y monitores están sorprendidos con los resultados
El Aikido es un arte marcial japonés. Aunque sus técnicas pueden usarse como defensa personal, su fundador, el maestro Morihei Ueshiba, no lo creó solamente para la lucha. Pretendía desarrollar un arte marcial capaz de integrar a la persona en todos sus aspectos: físico, mental y energético.
Ahora, la palabra integración se escribe en mayúsculas en la historia del Aikido gracias al trabajo emprendido por la Ecade, la Entidad Cultural-Deportiva de Aikido para Personas con Diversidad Funcional.
El puertorrealeño Paco Lebrón lleva más de 25 años impartiendo clases de Aikido en la provincia de Cádiz. El club que fundó en Puerto Real inició esta experiencia de forma muy tímida, buscando la integración y el desarrollo personal de personas con diversidad funcional. Es el caso de Belén Calderón, una de las pioneras en la práctica de esta disciplina. "Mi hija Belén antes de practicar Aikido tropezaba con una raya en el suelo; ahora es capaz de saltarla y mantener el equilibrio. No tengo palabras de agradecimiento para lo que han conseguido con ella en este club", explicaba Antonio Calderón.
Viendo los beneficios de esta práctica deportiva y los avances que se han conseguido con los alumnos, nacía la Ecade, una entidad sin ánimo de lucro que presentó el proyecto a la asociación Asprodeme, que atiende a personas con discapacidad psíquica y sensorial. Actualmente, más de 30 usuarios de este centro participan en las clases semanales.
Los beneficios, según monitores, familiares y personal de los centros especializados a los que estas personas acuden, han sido muy notables. "Antes entraban en el tatami como en el patio de un colegio y en pocos meses han aprendido la disciplina de este deporte, a saludar en silencio, a mantener la postura. La verdad es que nos ha sorprendido a todos", asegura Sacramento Ramírez, monitora de Aikido desde hace mas de 20 años.
Actualmente son unas 30 personas de la asociación Asprodeme, y unas 15 de Autismo Cádiz, las que participan en este programa pionero en la provincia, que tiene un programa especialmente diseñado para personas con diversidad funcional, tal y como explica Paco Lebrón.
"Lo primero que hacemos es aumentarles la frecuencia cardíaca con carreras de corta duración, cruzadas o laterales. Después trabajamos la movilidad articular para evitar lesiones y continuamos con juegos que llevan implícitos el desarrollo de alguna habilidad motriz: la percepción espacial, el equilibrio, la coordinación o la percepción sensitiva. A partir de ahí se entra en la parte principal, donde se realizan técnicas de Aikido con el objetivo de equilibrar el cuerpo y la mente".
Otro objetivo es la integración. Desde la Ecade se muestran muy satisfechos al comprobar que algunos de sus usuarios han conseguido importantes pasos deportivos ya que se han sometido a exámenes ante tribunales oficiales y han obtenido en algunos casos el cinturón verde.
La experiencia esta siendo muy gratificante, también para los monitores. Dos de ellos son Ana Macías y Jorge Ramos, que coincidían en asegurar que también ellos aprenden mucho de los participantes en esta experiencia. "Es impresionante ver su esfuerzo, su afán de superación y como en tan poco tiempo han logrado avanzar tanto; ésta es una de las experiencias más enriquecedoras de las que hemos sido partícipes", aseguraban.
La Ecade acaba de nacer y ya tiene aspiraciones de seguir creciendo. Rubén Ortega es el presidente de la entidad y mostraba su disposición a ampliar las clases a otros colectivos de la provincia, "para que el camino que han iniciado no se quede sólo en Puerto Real y sean cada vez más las personas con diversidad funcional que consigan crecer en todos los sentidos, gracias al Aikido".
Así lanzaba un mensaje a las instituciones sociales, para que contacten con ellos, y conozcan el proyecto.
fuente: http://www.diariodecadiz.es/
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