El Karate, una disciplina que combina técnica, filosofía y valores, ha demostrado ser mucho más que un deporte: es un arte que moldea a las personas, fomenta el respeto, la autodisciplina y la superación personal. Su inclusión en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 fue un hito que permitió al mundo apreciar su riqueza cultural y su impacto transformador en millones de vidas.
Sin embargo, su exclusión de las ediciones futuras del programa olímpico es una decisión que merece ser replanteada. El Karate es una expresión universal, practicada en todos los rincones del planeta, y representa los ideales olímpicos de respeto, amistad y excelencia. Además, su carácter inclusivo y su capacidad para inspirar a las nuevas generaciones lo convierten en una herramienta perfecta para fortalecer el Movimiento Olímpico.
Reivindicar el Karate como deporte olímpico es reconocer su lugar como un puente entre culturas, un camino de valores y una herencia viva que merece ser parte del escenario deportivo más importante del mundo.
Es hora de alzar la voz y exigir que el Karate recupere su lugar en el Movimiento Olímpico. Esta disciplina, practicada por millones de personas en todo el mundo, encarna los valores de respeto, excelencia y amistad que son la esencia del espíritu olímpico.
Instamos a los comités y organismos responsables a reconsiderar esta decisión. Los atletas, entrenadores y seguidores del Karate han demostrado su pasión, dedicación y el impacto positivo que este deporte genera en las comunidades globales.
Unámonos para asegurar que el Karate vuelva a brillar en el escenario olímpico, inspirando a futuras generaciones con su fuerza, disciplina y legado cultural. Firma, comparte y haz que nuestra voz se escuche: el Karate debe volver a los Juegos Olímpicos.
Antes de nada hay que reflexionar sobre la separación de lo tradicional con lo deportivo y a la vez la convivencia entre ellos, sobre todo en Katas.
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