Florecer en la adversidad

Resiliencia: florecer en la adversidad

Renacer, como el Ave Fénix, volver a empezar después de una pérdida. Seguir tirando a pesar de las adversidades de la vida…
Había una vez dos ranas que cayeron en un recipiente de crema. Inmediatamente sintieron que se hundían …. Al principio, las dos patalearon en la crema para llegar al borde del recipiente pero era inútil ….
Una de ellas dijo: —No puedo más. Es imposible salir de aquí …Ya que voy a morir, no veo para qué prolongar este dolor… qué sentido tiene morir agotada por un esfuerzo estéril. Dicho esto, dejó de patalear y se hundió con rapidez.
La otra rana se dijo: —¡No hay caso! Nada se puede hacer para avanzar. Sin embargo, ya que la muerte me llega, prefiero luchar hasta mi último aliento ….
Y siguió pataleando y chapoteando siempre en el mismo lugar. De pronto, de tanto patalear… la crema se transformó en manteca. La rana dio un salto y llegó hasta el borde del pote. Alegremente regresó a su casa.
¿Qué es la resiliencia?
La resiliencia es la capacidad humana de afrontar situaciones difíciles. Es la habilidad para resurgir de la adversidad, saber  adaptarse, sobreponerse, recuperarse   e incluso salir fortalecido aprovechando estas circunstancias negativas para fortalecerse a partir de una situación de riesgo y transformarla  en éxito individual, social y moral.
¿Por qué algunas personas logran salir adelante después de haber sufrido situaciones adversas en sus vidas, traumas y amenazas graves contra su salud y su desarrollo mientras que  otras quedan seriamente afectadas para el resto de sus vidas?
El cuento Las ranitas, de Mamerto Menapace, ilustra  muy bien el comportamiento resiliente.
La resiliencia es la capacidad para afrontar la adversidad y lograr adaptarse bien ante las tragedias, los traumas, las amenazas o el estrés severo. Es el convencimiento que tiene un individuo en superar los obstáculos de manera exitosa sin pensar en la derrota a pesar de que todas las expectativas estén en contra (siguiendo el ejemplo de la fábula, lo podemos ver claramente en la segunda rana)  ya que gracias a la perseverancia y confianza puede surgir un comportamiento ejemplar en una situación de incertidumbre con un resultado altamente positivo (E.Machacon 2011 aspectos vividos Nov-Dic 2010).
Las personas resilientes, al igual que la segunda rana, superan situaciones adversas. Sin embargo, esto no es así en las personas vulnerables, que, ante las mismas situaciones, no saben cómo enfrentarlas y terminan frustradas y hundidas (como hemos podido comprobar con el comportamiento de la primera rana). Gracias a la resiliencia, las personas logran por lo general, sobreponerse a esos sucesos y adaptarse bien a lo largo del tiempo.
¿De dónde surge el término resiliencia?
Su origen etimológico procede del latín “resilire” que significa comprimirse o desplegarse como un muelle, término que fue tomado por la Ingeniería, La mecánica, la Traumatología y la Neurociencia.
El término resiliencia  desde la ingeniería,  se refería  a la capacidad de un material para adquirir su forma inicial después de someterse a una presión que lo deformaba. Desde  la mecánica y la física de los materiales, la resiliencia se usa para expresar la capacidad de recuperación de un material que ha estado sometido a un esfuerzo, y desde la traumatología, se refiere a la capacidad que tiene un hueso después de roto para recomponerse y seguir creciendo. Esto aplicado a los seres humanos, describe la capacidad de sobreponerse a las dificultades y recuperarse de los traumas. Tal como un objeto abollado recobra su forma primitiva si tiene la suficiente elasticidad, los seres humanos dotados de una resiliencia natural o adquirida serán capaces de salir adelante después de una experiencia vital traumática.
¿En qué situaciones se pone a prueba esa capacidad de resistencia que caracteriza al ser humano?
Esa capacidad de resistencia que posee un individuo para mantenerse en pié de lucha  frente a las adversidades, con grandes dosis de perseverancia, tenacidad, actitud positiva y acciones que le permiten avanzar en contra de la corriente y superarla, se prueba en situaciones de fuerte y prolongado estrés, como por ejemplo el debido a la pérdida inesperada de un ser querido,  una enfermedad grave, al maltrato o abuso psíquico o físico,  al  abuso sexual, al abandono afectivo, al fracaso, a las catástrofes naturales, el terrorismo,  la pobreza  extrema,  la pérdida de trabajo, problemas financieros serios. Estos son sucesos que no dejan indiferente a nadie, sino que tienen un gran impacto en las personas, produciendo una sensación de inseguridad, incertidumbre y dolor emocional. La resiliencia es un proceso dinámico que tiene como  resultado la adaptación positiva en estas situaciones  de gran adversidad , mediante el cual las personas  logran sobreponerse y adaptarse bien a la realidad, saliendo adelante.
¿Como es el perfil de una persona resiliente?
Una persona resiliente se caracteriza por tener un estilo de pensamiento  realista, exacto y flexible.
Cometen menos errores de pensamiento (como la exageración o sacar conclusiones precipitadamente, sin evidencias que las corroboren)
Interpretan la realidad de un modo más exacto que las personas menos resilientes.
Toman cada circunstancia adversa como un desafío que pone a prueba todas sus potencialidades, haciendo como decía Leopoldo Marechal “hacer de la pena la rosa” y no como una desgracia que le lleva a la popular frase “esto tenía que pasarme a mi”.
Reemplaza el temor a no poder por el reto de pasar airosamente cada prueba.
Es capaz de generar sus propios recursos para salir fortalecido de situaciones que no son tomadas como la fatalidad de un destino sino como un desafío que alecciona y estimula.
Las personas resilientes tienen un común denominador: han desarrollado un alto nivel de confianza en sí mismos y se proyectan hacia adelante para conseguir los objetivos que se han propuesto, porque saben que pueden conseguirlos.
Son constantes y perseveran hasta lograr la meta y se adaptan a la situación difícil buscando proactivamente la salida.
¿Con qué factores de personalidad está relacionada la resiliencia?
La resiliencia está relacionada con la autoconfianza, la flexibilidad, la orientación al logro y la perseverancia:
Las personas  resilientes suelen ser más equilibradas frente a las situaciones de incertidumbre y estrés, soportan mejor la presión y se enfrentan a los retos con mayor compromiso y proactividad. A su vez esto les permite una fuerte sensación de control sobre los acontecimientos y sana autoestima que les permite estar mas abiertos a los cambios porque toleran mejor la incertidumbre ya que tienen la seguridad de que saldrán adelante.  Por el contrario, las personas que carecen de resiliencia quedan atrapadas en los circuitos del miedo, sintiéndose incapaces de adaptarse porque generan mayor ansiedad.
¿Existe una base biológica que pueda explicar la resiliencia?
Decía Tim Guénard: “El hombre es libre de alterar por completo su destino para lo mejor o para lo peor. Yo, hijo de alcohólico, niño abandonado, he hecho errar de golpe a la fatalidad. He hecho mentir a la genética. Éste es mi orgullo”.
Todos tenemos una potencialidad innata para ser resilientes, pero cada uno tiene un potencial configurado por su base biológica cerebral y por el desarrollo de capacidades.
¿Qué áreas cerebrales están implicadas en la resiliencia?
La corteza prefrontal está implicada en la motivación y búsqueda de satisfacción poniendo en marcha los circuitos del placer mediante el cumplimiento de metas. Cuando está inhibida la amígdala cerebral, se inhiben estos mecanismos potenciadores con la consiguiente incapacidad de experimentar motivación. Cuando los pensamientos son negativos, se genera cortisol en exceso y se ponen en marcha los circuitos de la ansiedad y el miedo, contrariamente a cuando el pensamiento es de placer que se genera oxitocina, llamada la hormona de la confianza.
Por tanto, vemos que hay cerebros bioquímicamente más resilientes que otros por el tipo de neurotransmisores que fabrican según su forma de pensar pero también se conoce que existe un tercio de la población que nace con un gen transportador 5HT2 que se considera un factor de protección frente a las situaciones adversas.
¿Se puede aprender a ser resiliente?
La resiliencia no es algo que una persona tenga o no tenga, sino que implica una serie de conductas y formas de pensar que cualquier persona puede aprender y desarrollar.
En nuestra interacción con nuestra madre, se inicia el aprendizaje  de la resiliencia, ya que es desde ese momento, cuando empezamos a crear una autoestima positiva, cuando tenemos nuestras necesidades satisfechas, nos sentimos amados  incondicionalmente, recibimos protección y consuelo frente a los peligros externos, conseguimos gestionar mejor y moderar nuestra angustia, que es la reacción natural e inicial frente a sucesos traumáticos.
Tener una madre que nos brinde ese apoyo, esa red de seguridad, nos brinda una base emocional equilibrada. Así mismo, la relación con nuestro padre, y demás cuidadores, ayudan (o dificultan) el fortalecimiento de nuestra fortaleza  mental  y capacidad para superar las adversidades.
Cuando en nuestro entorno cercano, familiar, educativo, tenemos ejemplos de personas que nos transmiten estas enseñanzas, en lugar de dejarse hundir por las adversidades, incorporamos la resiliencia de manera natural.
¿Y si no hemos tenido esos ejemplos de niños?
Si no hemos tenido esos ejemplos de chicos, no significa que no podamos incorporarlos siendo adultos. La resiliencia, al igual que la Inteligencia Emocional, al igual que la  autoestima o las habilidades sociales, son fortalezas que se pueden aprender, incorporar  y mejorar a cualquier edad.
Desarrollar la resiliencia es un proyecto de crecimiento y superación personal  que implica trabajar sobre aspectos muy profundos, como por ejemplo autoconcepto moral,  la autoregulación emocional, la percepción desarrollada a partir de las experiencias vitales, la responsabilidad, etc.
El modo de afrontar una situación adversa depende tanto de la parte genética como de lo desarrollado por la propia experiencia y educación ambiental. Tan importante es un aspecto como otro para el resultado final.
Las personas resilientes se crecen sacando fuerzas internas en su gran deseo de vivir y superación, pudiendo aún con grandes dificultades superar las adversidades, para ello desarrollan al máximo sus capacidades a partir de su gran motivación positiva por salir adelante.
¿Se puede prevenir y desarrollar la resiliencia sin necesidad de tener que sufrir situaciones traumáticas?
Sin necesidad de tener que sufrir situaciones traumáticas que nos puedan hacer sobrevivir o hundirnos, podemos llegar a entrenar diversas capacidades que nos permitan desarrollar y aumentar nuestra resiliencia.
Establecer contactos sociales y redes de apoyo personales
Tener diversas y buenas relaciones personales permite crear una red de apoyos emocionales muy importantes ante las adversidades de la vida.
Ver las crisis como oportunidades que nos fortalecerán
Creer que superaremos las crisis saliendo crecidos nos hace mantener la calma y tener una actitud constructiva para su solución.
Aceptar que los cambios forman parte de la vida
La vida está constituida por frecuentes cambios, aciertos y errores, aprendemos de los errores para poder solucionar los problemas y así aumentar nuestras destrezas.
Actuar para conseguir metas realistas
Marcándonos pequeñas metas asequibles iremos aumentando nuestra confianza personal en nuestras habilidades para conseguir metas progresivamente más complejas.
Ante las dificultades siempre actuar con calma
Cuando nos encontremos con obstáculos debemos actuar con tranquilidad y no ceder abandonando la acción o bloqueándonos.
Ponernos a prueba ante los problemas
Es posible que nos conozcamos mejor afrontando nuevos problemas o situaciones desconocidas, descubriendo habilidades propias que no habíamos puesto nunca a prueba.
Ser positivo consigo mismo
Mantener una actitud positiva consigo mismo permite aumentar la autoestima y por ello favorece la resiliencia personal.
Relativizar con perspectiva las situaciones difíciles
Mirar con perspectiva permite relativizar los problemas más graves con lo que hace posible su mejor abordaje.
Mantener siempre la esperanza
Fijarse visualizando lo que se desea conseguir en lugar de ver lo que se teme hace que estemos más tranquilos y más cerca de conseguirlo con nuestro esfuerzo personal.
Cuidarse
Para conseguir sentirse bien consigo mismo es muy importante cuidarse a diario, así como disfrutar haciendo actividades placenteras que le aumenten sus ganas de vivir.
Características de las personas resilientes
Las personas resilientes poseen tres características principales: saben aceptar la realidad tal y como es; tienen una profunda creencia en que la vida tiene sentido; y tienen una inquebrantable capacidad para mejorar. Pero además, presentan las siguientes habilidades:
Son capaces de identificar de manera precisa las causas de los problemas para impedir que vuelvan a repetirse en el futuro.
Son capaces de controlar sus emociones y pueden permanecer centrados en situaciones de crisis.
Saben controlar sus impulsos y su conducta en situaciones de alta presión.
Tienen un optimismo realista. Es decir, piensan que las cosas pueden ir bien, tienen una visión positiva del futuro y piensan que pueden controlar el curso de sus vidas, pero sin dejarse llevar por la irrealidad o las fantasías.
Se consideran competentes y confían en sus propias capacidades.
Son empáticos. Es decir, tienen una buena capacidad para leer las emociones de los demás y conectar con ellas.
Son capaces de buscar nuevas oportunidades, retos y relaciones para lograr más éxito y satisfacción en sus vidas.
Tienen una buena autoimagen.
Se critican menos a sí mismas.
Están menos predispuestas a la depresión.
¿Qué contribuye a que una persona sea más resiliente?
El apoyo emocional es uno de los factores principales. Tener en tu vida personas que te quieren y te apoyan y en quien puedes confiar te hace mucho más resiliente que si estás solo.
Permitirte sentir emociones intensas sin temerlas ni huir de ellas, y al mismo tiempo ser capaz de reconocer cuándo necesitas evitar sentir alguna emoción y centrar tu mente en alguna distracción.
No huir de los problemas sino afrontarlos y buscar soluciones. Implica ver los problemas como retos que puedes superar y no como terribles amenazas.
Una persona con inteligencia emocional, tiene muchas más posibilidades de superar adversidades, superar duros golpes en la vida, sin permitir que esto le afecte a nivel físico y emocional.
¿Qué herramientas necesitamos para afrontar una adversidad?
Es importante tener presente con qué herramientas se cuenta, a la hora de enfrentar una adversidad: Existen tres herramientas principales que son: yo tengo, yo soy y yo puedo.
Desde los vínculos (Yo tengo):
  • Personas que me quieren
  • Personas que me ponen límites
  • Modelos para actuar
  • Personas que quieren que sea autónomo
  • Personas que me auxilien, si estoy en peligro
Desde lo personal (Yo soy)
  • Alguien que otros quieren
  • Feliz cuando hago algo bien
  • Respetuoso de mí mismo y del otro
  • Dispuesto a responsabilizarme de mis actos
  • Seguro respecto a que saldré bien
Desde las habilidades sociales (Yo puedo)
  • Hablar sobre lo que me asusta
  • Buscar maneras de resolver mis problemas
  • Controlarme cuando tengo ganas de hacer algo peligroso
  • Buscar el momento apropiado para actuar o hablar
  • Encontrar a alguien que me ayude
¿Cuáles son los derechos personales que tenemos para consolidar la resiliencia?
Todas las personas tenemos derechos personales como por ejemplo:
  • A ser tratados con dignidad y respeto.
  • A equivocamos y ser responsables de nuestros propios errores.
  • A tener nuestras propias opiniones y nuestros propios valores
  • A tener nuestras propias necesidades, tan importes como las de los de demás
  • A experimentar y expresar nuestro pensamiento propio, así como a ser sus únicos jueces.
  • A cambiar de opinión, idea o línea de acción.
  • A protestar cuando somos tratados con injusticias
  • A intentar cambiar lo que no nos satisface.
  • A detenernos a pensar antes de actuar.
  • A pedir lo que queremos.
  • A hacer menos de lo que humanamente somos capaces de hacer.
  • A ser independientes.
  • A decidir qué hacer con lo  que es nuestro, con nuestro propio cuerpo y nuestro tiempo.
  • A sentir y expresar el dolor.
  • A ignorar los consejos.
  • A rechazar peticiones sin sentirnos culpables o egoístas.
  • A estar solos aún cuan do otros deseen nuestra compañía.
  • A no justificarmos ante los demás.
  • A no responsabilizarse de los problemas ajenos.
  • A no anticiparse a las necesidades y deseos de los otros ni estar pendientes de su buena voluntad.
  • A elegir no comportarnos siempre de una manera positiva o socialmente convencional
¿Como podemos saber si somos personas resilientes?
Las siguientes afirmaciones pueden ayudar a descubrirse resiliente o no:
Cuando sufro una derrota, examino mis limitaciones para que no vuelva a suceder.
Cuando tengo un problema serio, lucho.
Cuando alcanzo el éxito, siento que comparto el mérito con todos los que participaron conmigo.
Cuando sobrevienen cambios, los tomo como un desafío interesante.
Si me piden ayuda es porque cuentan conmigo.
Yo me encuentro optimista.
Actúo de acuerdo con lo que constituyen mis metas.
Mi vida está llena de sentido.
La mayor parte del tiempo controlo mi vida.
Cuando enfrento desafíos nuevos, espero el mejor momento para actuar.
Mis fortalezas, cuando estoy en dificultades, son mis recursos internos y mi experiencia.
Para encarar un problema, me aproximo metódicamente.
Cuando resuelvo el problema, guardo mi experiencia, la perdono y la olvido.
LOS 9 PILARES DE LA RESILIENCIA
Autoestima Consistente: Tener una sana autoestima, es la principal base para conseguir ser una persona resiliente.
Introspección: es la capacidad de preguntarnos a nosotros mismos y darnos respuestas honestas, sin excusas, sin victimismos, con responsabilidad, sin ver las situaciones peores de lo que en realidad son.
Independencia: consiste en la capacidad de mantener un alejamiento emocional y físico, de las situaciones conflictivas.
Sociabilidad: una persona capaz de relacionarse con los demás, puede dar y recibir afecto, incluso en los momentos más duros de su vida y en las peores circunstancias externas. La baja autoestima y la autoestima exagerada son impedimentos para una sana capacidad de relacionarse.
Autoexigencia: esta capacidad, nos habla de las personas que a pesar de estar en momentos duros, consiguen tener iniciativa para superarse, para marcarse retos, para ir creciendo sin importar el medio en el que se encuentren.
Humor: poder reírnos de nuestros propios problemas, de nuestros propios errores, es algo fundamental. Nos evita o distrae temporalmente de las emociones negativas para asi superar situaciones desfavorables.
Creatividad: incluso en las situaciones más caóticas, se pueden encontrar soluciones y salidas creativas a la realidad en la que podemos estar inmersos.
Mantener Valores: cuando somos capaces de mantener vivos nuestros valores, sin ir en nuestra propia contra, aunque los demás lo hagan, tendremos la seguridad de salir mentalmente sanos de muchas adversidades.
Pensamiento Critico: cuando tenemos esta cualidad, somos capaces de analizar las situaciones, desde fuera, para tomar las decisiones adecuadas, responsabilizarnos del resultado de nuestras acciones y emprenderlas cuando sea necesario.
Autora: Maria Teresa Vallejo Laso
David Vallejo

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David Vallejo (Budokan Sevilla Dojo) www.budokansevilla.com