Jonathan Fabián, Juan Martos y Sergio Cabezas. Casi nada…
“Quizá estos nombres no les diga mucho a los aficionados españoles, pero te aseguro que es como hablar de Cristiano Ronaldo, Messi y Mbappé. Y encima, aquí tienes a los tres juntos”, explica Luis Ochoa, el mandamás de los deportes de contacto en España. Ochoa, presidente de la Federación Internacional de Muay Thai (FIMT) y representante en España de la World Kickboxing and Karate Association (WKA), junto a su mano derecha en la WKA-España, Antonio Ricobaldi —director de Relaciones Internacionales de la asociación—. “Falta Álvaro, que no ha podido venir aunque te aseguro que le hubiera gustado”, nos dice Luis Ochoa refiriéndose a Álvaro Araujo, campeón de Europa de K1.
De las pesas al ring
Los tres luchadores tienen un punto de partida en común: empezaron hace años en el mundillo de los deportes de contacto tras haber probado con las pesas y las mancuernas en el gimnasio. Pero a Jonathan, Juan y Sergio no tardó en picarles el gusanillo del ring. “Hacía musculación y, para complementar, empecé probando un día en esto del kickboxing. Al final pasó a ser todos los días de la semana. Dejé las pesas y me dediqué a esto al cien por cien”, nos cuenta Sergio Depredador Cabezas, madrileño de 33 años y que lleva diez peleando como profesional. En su palmarés, títulos que impresionan con sólo leerlos: campeón del mundo de K1 —por la WKA—, doble campeón del mundo del World Prestige y de World Fight Tour.
De los tres, el más veterano es Juan Martos. Este barcelonés de 39 años, soldador de profesión, lleva más de media vida dedicado al kickboxing. Es campeón del mundo de K1 y seis veces de España. El Avispa, es como se conoce a Martos, es padre de tres hijos y tiene a tiro la marca de las cien peleas (lleva 96). “Me encuentro bien y pienso seguir dando guerra hasta que el cuerpo aguante”, nos cuenta Martos.
En una situación muy parecida a la del Avispa se encuentra Jonathan Fabián, campeón del mundo de Muay Thai —el único de los tres que se ha centrado en esta disciplina, pese a que todos, como ellos mismos nos reconocen, han competido en ella en más de una ocasión—. Apodado Scarface (cara cortada) por una prominente brecha que luce en su cara —en honor también a Tony Montana, el personaje interpretado por Al Pacino, en la película dirigida por Brian de Palma—, este madrileño criado en el barrio de La Ventilla presume de ser campeón del mundo de Muay Thai por la WKA, además de campeón de Europa y de España en ocho ocasiones, en tres categorías distintas.
Fabián, de 36 años y que empezó en los deportes de contacto a los 17, roza los cien combates y, al igual que Depredador Cabezas, también trabaja en la seguridad privada. “Sólo con el Muay Thai no te ganas la vida“, relata. “Dormir poco, trabajar por la noche, pelear lo máximo posible… si quieres hacerte rico con esto, no se lo aconsejo a nadie porque no lo vas a conseguir, pero lo que sí consigues es hacerte rico espiritualmente”, relata.
“Me ha ayudado a encarrilar mi vida”
Pero lo que tanto él como Sergio y Juan tienen claro es que los deportes de contacto van más allá de su medio de sustento, algo que les ha ayudado aencauzar sus vidas. “Me encanta este deporte, un deporte que promueve una serie de valores importantísimos como el respeto. Un deporte que me ha ayudado a encarrilar mi vida, así que pelearé mientras siga teniendo hambre y ilusión”, relata el Avispa Martos.
Los deportes de contacto van ligados a un estilo de vida fuera de lo convencional y en no pocas ocasiones están mal conceptuados. Pero Ochoa niega la mayor: “El principal problema es el desconocimiento. Yo animo a muchos chavales a que vengan y prueben, que vean lo que es el Kickboxing, el Muay Thai… Está claro que esto no es tenis: hay patadas y puñetazos, sí, pero tampoco hay una sangre excesiva, salvo que vengan dados por un mal golpe”. “Lo que está claro”, admite Jonathan Fabián, es que “el Muay Thai y las lesiones siempre van dados de la mano. Yo particularmente no he tenido lesiones demasiado graves, pero hay partes del cuerpo, como por ejemplo las tibias, que sufren mucho”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario