Artes Parciales/Partes Marciales - Combate, pelea, lucha…? por Jaime Rossell

El empresario, conferenciante y asesor gubernamental, Anthony Robbins, en su libro “Controle su Destino” habla sobre el poder de las metáforas, y sugiere hacer un sencillo ejercicio que consiste en elaborar una lista de diez metáforas de lo que para uno sea la vida. Curiosamente, al hacerlo un número determinado de personas, sale en más de un ochenta por ciento de las listas la palabra “Lucha”, es decir, la vida es una lucha.

Y el ser humano tiene grabado que en una lucha se puede ganar o perder, casi nunca se considera el “combate nulo”. Por lo tanto, en algunos casos esta metáfora limitará al individuo a la hora de hacer proyectos o plantearse objetivos por el miedo a perder. En las Artes Marciales, al hacer combate, sparring, kumite, llámale como quieras, se debe estar preparado para aceptar la victoria y la derrota y si extrapolamos esto a la vida nos preparamos para aceptar el éxito y el fracaso. Evidentemente, no siempre se puede ganar, ya nacemos preparados para ganar, hay que estar preparados para cuando perdemos. Como decía Bruce Lee: “La derrota es un estado mental, algo meramente temporal. La derrota me dice que estoy haciendo algo mal; es un sendero que me conduce al éxito”. Invito al lector a que reflexione sobre todo esto, y ahora vamos a centrarnos más en lo que es el combate físico, una pelea, una lucha, y no voy a hablar estrictamente de defensa personal, sino que voy a exponer unos puntos de vista generales y unas opiniones personales sobre eso, un enfrentamiento entre dos personas adultas, ya sea en el gimnasio, en una competición deportiva con menos o más reglas, o en la calle.

En el gimnasio, en el dojo, o en el kwoon, siempre que se hace un combate es contra alguien que practica tu mismo estilo, es decir que usa tus mismas técnicas y estrategias, aunque eso sí, con mayor o menor habilidad. En las competiciones y salvo algunas excepciones, solía suceder igual hasta hace poco más de 15 años, cuando Rorion Gracie creó el UFC (Unlimited Fighting Championships) donde había enfrentamientos entre luchadores de diferentes sistemas de artes marciales, por cierto, sigue generando un gran interés pero la cosa ha cambiado un poco desde entonces. De todas formas, hoy en día este tipo de competiciones son extremadamente duras y merecen todo el respeto los luchadores que se preparan a fondo y salen a “probarse” en estos combates. Hay mucho público, se emite en directo por televisión y se cobran buenas bolsas… Más duro y real, si cabe, son los famosos “Gathering” organizados por los Dog Brothers, combates de Full Contact Stickfighting en los que Marc Denny, líder de este grupo, anuncia antes del evento: “aquí no hay reglas, no hay árbitros, no hay premios ni trofeos, la única regla es que por la noche todos seamos amigos”, aquí de público hay un grupo más o menos numeroso de aficionados y amigos, no se transmite por televisión y no se cobra dinero, simplemente se prueba uno a sí mismo. En China se hacían, y estoy seguro se siguen haciendo, combates entre miembros de diferentes sistemas de Kung fu, y en Filipinas, hasta mediados del siglo pasado, que fueron prohibidos, se realizaban combates a muerte entre exponentes de distintos estilos del arte marcial autóctono, para demostrar qué sistema, estilo o escuela era más efectivo, cuando en realidad lo que es más efectivo en cada caso es la persona que práctica determinado sistema o estilo.

Ya lo dijeron, Bruce Lee y Rickson Gracie, cada uno en su momento, que es más importante el individuo que el sistema. Y en el individuo influyen muchas cosas a la hora de pelear, empezando por la decisión de si pelear o no (quizás por miedo a perder), pero lo que manda es la motivación; no es lo mismo, en la calle, vapulear a alguien porque te ha mirado mal (absurdo), porque te han rallado el coche con un destornillador (entendible) o porque han intentado violar a tu hija (más que justificado); o en competición, no es lo mismo pelear, aunque el ego sigue estando ahí, por ganar una medalla o una copa o por ganar 25.000 dólares.

Recientemente, hablando por teléfono con un buen amigo mío y experimentado artista marcial, salió el tema del tópico de que el 90 por ciento de las peleas en la calle acaban en el suelo, y ninguno de los dos estamos de acuerdo con eso, es posible que en algunos casos suceda, pero no tiene por qué ser lo habitual, ya que si se avecina “agresividad” o se puede dar un caso, como digo yo de “violencia gratuita”, si la situación está valorada y la persona involucrada en ella preparada, el pasar a la acción es instantáneo y no tiene por qué acabarse en el suelo. Que no me malentiendan los “grapplers”, es muy interesante dominar la técnica para proyectar a una persona, o llevarla al suelo, pero no nos engañemos, una cosa es el tatami o la lona y otra muy diferente el suelo de la calle. Es bien cierto que hay que saber “manejarse” en el suelo, y en la calle hay que estar preparado “por si vas”, no “para ir”. Debemos tener en cuenta que todo es relativo, hay que considerar al individuo, la situación, el entorno, la motivación, si el “problema” es contra una persona o dos (ya no pongo más). En fin, que en una pelea no hay nada seguro, bueno sí, que cuanto más preparados estemos para afrontarla mejor, pero cuidado que esto incluye el aspecto físico, por supuesto, el psicológico y también, aunque no lo parezca, el emocional.
“Está bien que ganes a un cinturón negro con tus habilidades, pero si te encuentras con un tío que acaba de salir de la cárcel y tiene ganas de bronca… esto es diferente”.
Bruce Lee
Por Jaime Rossell,
(Instructor de Artes Marciales) para nº1 de la revista "El Budoka"

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David Vallejo (Budokan Sevilla Dojo) www.budokansevilla.com