sábado, 9 de enero de 2016

“Le quité del karate a mi hijo como castigo por sus malas notas”

Todo instructor de escuela de karate, ha escuchado más de una vez esta frase, pero ¿cuál es el verdadero sentido de esta decisión equívoca que toman muchos padres?

Una errada interpretación de las manifestaciones de sus propios hijos lleva a muchos progenitores a decidir instaurar un castigo sobre la actividad que según ellos, es más importante para sus hijos.

Con el ánimo de lograr su objetivo, en este caso que sus hijos mejoren sus calificaciones, a veces los padres cometen un gran error que inclusive puede traerles peores resultados.

“Le quito el karate porque sé que es lo que a él más le gusta. Espero que así pueda mejorar sus notas en el colegio. Si mejora, el mes que viene lo traigo de nuevo”, una frase típica manifestada hacia un instructor en esa situación específica.

Impedirle a un niño que practique su deporte como castigo es uno de los errores más comunes que muchos padres cometen y situaciones sobre las cuales muchos entrenadores no saben cómo reaccionar, ya que alteran de sobremanera su planificación.

Es por ello que este artículo busca cumplir la función educadora para muchos padres y también para entrenadores, quienes pueden recurrir a este material de consulta como herramienta fundamental para avalar sus argumentos.

Obviamente que es más que complicado educar a los padres, quienes muchas veces privan al niño de una actividad deportiva que los estimula tanto física como intelectualmente, pero aceptan que estos permanezcan en sus casas mirando televisión o con juegos de video que fomentan una actitud totalmente sedentaria. Pero no está demás intentarlo.

A veces es poco valorado el hecho de que un niño haya superado exitosamente los índices de déficit de atención, hasta lograr centrar todas sus energías en la práctica de un deporte, en este caso el karate.

Motivación que en muchos casos es factible que se pierda fácilmente y en muchos otros casos hasta de forma definitiva. Privándole así al niño de una probable futura carrera deportiva exitosa. Sin mencionar todos los beneficios que una vida dedicada al deporte conlleva, en todos y cada uno de los aspectos posibles de su existencia.

Un niño que logró finalmente enfocar su atención en un deporte, al punto tal de amarlo. Es despojado de su principal medio de canalización emocional. Y alejarlos temporalmente de su actividad deportiva, muchas veces puede transformarse en un alejamiento definitivo, al perderse la atención completa en el mismo por parte del niño.

Opinión de los profesionales

La psicóloga deportiva Zoraida Rodríguez nos manifestaba, a través de un artículo en elIdeal.es, que esto es un error y que existen diferentes formas de hacerles mejorar sus notas a los niños sin tener que quitarles uno de sus mayores momentos de formación integral.

“La idea es encontrar otra solución que no sea (quitarle) el deporte. Si el niño continúa sacando malas notas, podemos decirle que entrenará, pero que no competirá. Mantenemos así los valores de esfuerzo, pero retiramos un reforzador importante para él”, declaraba la especialista.

“Muchos entrenadores me han transmitido que los niños mejoran en el colegio si desde el deporte se les exigen buenas notas. Todos hemos comprobado que cuando queremos algo de verdad, nos esforzamos hasta en términos insospechados para conseguirlo, ahí está la verdadera motivación” continuó la psicóloga.

Ningún maestro, psicopedagogo, o psicólogo, aconsejaría, salvo casos muy concretos, el desligue de un niño o niña, de una actividad sensorial, emotiva, educativa, transmisora de valores, socializadora, sana y divertida = DEPORTE.

“El deporte es una necesidad en edades tempranas” o “el deporte es para los niños, tan importante como un buen plato de lentejas”. Son frases llevadas a tópicos, no por ello carentes de verdad.

Es importante resaltar dos palabras: “necesidad” e “importante”. Importante es que los niños tengan buen dominio del inglés desde chicos o que tengan el buen hábito de leer de forma habitual. Necesario es que nuestros jóvenes tengan una alimentación variada, ocho horas de sueño diarias de forma regulada o que hagan deporte.

No debemos confundir o comparar el entrenamiento deportivo de la semana con la clase extraescolar de guitarra, teatro, informática o inglés. Todas ellas son importantes, incuestionable, pero, no llegan a la categoría de: necesidad, para el correcto ciclo evolutivo de nuestros menores.

El niño podría crecer, y ser muy feliz sin ir a clases de guitarra, refuerzo de matemáticas o a la academia de inglés. Si bien es muy importante para su formación académica que dominen este idioma, no es imprescindible.

Dicho de otra forma ningún profesional de la educación aconsejará a los padres, el abandono de la práctica deportiva de un menor por motivos de bajo rendimiento académico o motivos de desobediencia o indisciplina. Hacerlo, retirar a un niño con fracaso escolar o con problemas conductuales del deporte, significa condenarlo a un agravamiento casi irreversible de su situación.

El deporte, siempre será una ayuda, refuerzo o aporte para mejorar las calificaciones o conducta de los niños, y será una necesidad, exigencia o requerimiento para que prosigan el ciclo evolutivo que deben seguir.

El problema nunca será el deporte, sino deficientes o nulas técnicas de estudio, malas, insuficientes o inadecuadas pautas de comportamiento o malos hábitos de estudio y climas adversos para los mismos.

Rol de los instructores o entrenadores

Es fundamental que el instructor o entrenador tenga la información necesaria acerca del desarrollo académico de sus alumnos. A partir de allí puede mantener un control con el que puede incidir sobre el niño. Lo más aconsejable es que la academia de karate cuente con un espacio, tiempo y personal que se destine a tal fin, el cual puede desarrollarse antes o después del entrenamiento.

Desde el ámbito del instructor, si el niño persiste en sacar malas notas, puede decirle a los padres que no dejen de traerlo a los entrenamientos, que sigan asistiendo y continúen con el trabajo junto a sus compañeros y el fin de semana también asistan al estadio, pero como castigo, no participarán del campeonato. Aunque también debe existir el caso contrario, si en cambio, sacan muy buenas notas, también hay que premiarlos. Uno de esos premios puede ser elegirlos para que representen al club en ceremonias o desfiles, que asistan a los campus y cursosi de verano, o que puedan tener más tiempo de práctica específica sobre lo que más les gusta dentro del karate: combate, katas, exhibición, rompimientos, etc.

Rol de los padres

La idea es la de no enfrentar la práctica del deporte dentro del club con el estudio en la casa, sino pensar que además de actividades complementarias, el deporte y sus valores pueden incrementar el rendimiento académico elevando el autoestima del alumno por ejemplo y preparándolo tanto para el trabajo individual como para el desarrollo dentro de un colectivo.

La mayoría de los profesionales convergen en que un buen deportista siempre trae consigo buenos resultados académicos. Esto se debe a que el niño que es disciplinado en las tareas del colegio y capaz de llevar un orden en sus deberes, obtendrá los mismos buenos resultados a la hora de conseguir sus objetivos en el deporte. Esto es, marcar más y mejor los puntos, comprender mejor la táctica y ser pieza fundamental en los planes de su entrenador.

Al final, el noventa por ciento de la actitud va a depender del propio estudiante y deportista. Pero hay estrategias que ayudan a los padres a que sus hijos alcancen sus objetivos. Para ello, la psicóloga Zoraida Rodríguez incide en la motivación, tarea que no resulta fácil, ya que podemos caer en una arenga negativa. Es decir, recordar o amenazar sobre lo que puede pasar si no cumplimos con nuestros objetivos. “La motivación positiva”, explica “implica hacer presentes los beneficios que se obtendrán, implica llegar al corazón y movilizar a la acción”.

Por ejemplo, recordarle al niño los beneficios reales que obtendrá si consigue hacer lo que se le pide: “esforzarte te hará sentirte orgulloso de ti mismo”. También hacerles visualizar el resultado: “imagina la final del campeonato, el clamor del público, el cansancio del cuerpo y la convicción de haberlo conseguido”, son algunos de estos consejos. Aunque también cabe pensar en que a veces es mejor sugerir que ordenar, reforzar la confianza en uno mismo o ayudar a buscar los motivos para que el propio deportista persiga sus metas.


Daniel Trapatoni

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David Vallejo (Budokan Sevilla Dojo) www.budokansevilla.com