Hollywood nos ha condicionado a creer que la violencia se desarrolla como una escena de John Wick o de Operación Dragón. La precisión de Bruce Lee, la invencibilidad de Chuck Norris y la coreografía sin esfuerzo de las peleas cinematográficas han moldeado nuestras expectativas.
Pero esta es la verdad: la violencia real nunca se ve así.
Si alguna vez has experimentado la violencia real, entonces lo sabes.
Si has estudiado los encuentros violentos reales (mirado las imágenes en bruto, hablado con los sobrevivientes o con los servicios de emergencia), sabes que es desordenada, caótica y primaria.
A la violencia no le importa el estilo, la simetría o el estilo cinematográfico.
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