Vendidas ya 50.000 entradas para el combate Joshua-Klitschko en Wembley

Anthony Joshua (izquierda), cara a cara con Wladimir Klitschko tras batir por KO a Eric Molina. Se verán las caras el 29 de abril en Wembley con el título AMB en juego
Será una velada de récords. El combate que disputarán el británico Anthony Joshua y el ucraniano Wladimir Klitschko en Wembley el próximo 29 de abril está protagonizando números históricos, pese a que quedan cuatro meses para la pelea. Según anunciaron los promotores del evento, se han vendido las primeras 50.000 entradas (el recinto tiene una capacidad para 90.000 espectadores) en escasas horas. Aún queda papel, pero el que desee asistir al combate tendrá que esperar hasta el próximo 16 de enero, cuando dará inicio el segundo turno de venta. El coste de las entradas para el público en general oscila entre las 40 y las 800 libras (de 48 a 952 euros), mientras que los asientos VIP se pueden adquirir a partir de 2.000 libras (2.379 euros).
Joshua (18-0-0, todas victorias por KO) pondrá en juego en la pelea el cinturón de campeón de los pesos pesados de la FIB, mientras que Klitschko (64-0-4) tratará de arrebatárselo, además de recuperar los cinturones en esta categoría de la AMB y la OIB, que permanecen desiertos después de que Tyson Fury renunciase a ellos.
Los puristas dicen que Lennox Lewis fue el último gran campeón mundial de los pesos pesados antes de entrar en la época oscura de los últimos 15 años. Desde entonces, una sucesión inconexa de nombres del Este de Europa y púgiles de consumo rápido y rastro evanescente son quienes se han ceñido unos cinturones que en otros tiempos de talento más fecundo nunca hubieran merecido. El ucraniano Wladimir Klitschko, más por oficio que por calidad, es quizás la única excepción a tanta mediocridad.
Ahora, por fin, se atisba una luz entre las tinieblas. Y se asemeja muchísimo al Lennox Lewis de los mejores tiempos. Como él es británico, de estatura imponente, puño demoledor y campeón olímpico. Se llama Anthony Joshua y se le considera ‘the next big thing’, el próximo fenómeno. Tendrá ocasión de corroborarlo el próximo 28 de abril, cuando se enfrente a Klitschko en Wembley con el título mundial AMB en juego, que en caso de triunfo unirá al título FIB que ya posee.
Credenciales no le faltan al chico. 27 años, 1.99 m. y 113 kilos tan bien repartidos que parecen cincelados por un maestro renacentista. En sus 18 combates como profesional, 18 victorias, todas ellas por KO. Esta imponente estadística lo es aun más si se tiene en cuenta que, salvo dos rivales que aguantaron en pie hasta el séptimo asalto, todos cayeron en los tres primeros ‘rounds’.
Si su tamaño, su peso y su ‘punch’ se ajustan perfectamente al manual del perfecto peso pesado, también su relación con el boxeo responde al cliché. De padres nigerianos, tuvo una adolescencia salvaje, repleta de peleas callejeras, chicas, coches rápidos y flirteos con las drogas. Su físico excepcional siempre encontró acomodo en el deporte, donde era un atleta más que competente (11”6 en el hectómetro con 15 años de edad) y un buen futbolista.
Fue su primo, Ben Ileyemi –también púgil profesional actualmente–, quien le llevó por primera vez a un gimnasio, el Finchley de Barnet, en el norte de Londres, para alejarle del mal camino. Anthony había cumplido 18 años, muy tarde para comenzar en el boxeo, pero se enganchó al instante. Al año siguiente ya ganaba torneos amateur, un síntoma inequívoco de que tenía un don para esto.
Los cazatalentos, siempre ávidos de nuevas promesas, no tardaron en ofrecerle su primer contrato profesional, una suculenta bolsa de 50.000 libras. Declinó la oferta. “No estoy en esto por el dinero –dijo Joshua–, quiero ganar medallas”. Dicho y hecho: plata en el Mundial de Bakú’11 y oro olímpico en Londres’12, ambos en el peso superpesado. En su época como amateur trabajaba como albañil, su única fuente de ingresos.

Una carrera bien planificada
En octubre de 2013 pasó a profesional y saldó su primera pelea con KO en el primer asalto, un guión que ha repetido durante el resto de su carrera. Protegido por los técnicos Tony Sims Robert McCracken, que han pactado todas sus peleas en Gran Bretaña, ya hace un par de años que se le atisba como un futuro campeón, pero ha preferido hacer las cosas a su ritmo y no acortar plazos.
Su última prueba de fuego, el pasado sábado, fue el estadounidense de origen mexicano Eric Molina, un veterano bregado de 34 años. El resultado fue el mismo de siempre: KO en el tercer ‘round’. Era evidente que ‘Big Josh’ ya estaba listo para Wladimir Klitscho y para la mayor bolsa de su carrera, estimada en 12,5 millones de dólares.
En sus tres años de ‘pro’ ha aprendido a atemperarse y la vida loca le queda muy lejos. Ha invertido en un gimnasio de lujo en el West End londinense y sus pasatiempos lejos del ring son tan atípicos para un púgil como el ajedrez o la lectura.
Pese a la trascendencia del choque, no habrá bravatas de barra de bar para calentar el combate con Klitschko. Joshua ha ejercido de ‘sparring’ del ucraniano en diversas ocasiones y tienen una relación casi de padre e hijo, con un aprecio y un respeto mutuo que nunca esconden.

David Vallejo

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David Vallejo (Budokan Sevilla Dojo) www.budokansevilla.com