viernes, 25 de noviembre de 2016

Fundamentos del KARATE (1ª parte)

Esta introducción a los principios del entrenamiento en Karate, está basada en el libro de texto “Karate do no kihon” (principios básicos del camino del Karate). Esta guía está considerada como indispensable para quien desea progresar en el Arte. Aconsejo sea releída con frecuencia, tratando de poner en práctica sus consejos, diariamente, en el Dojo.

Si se desea estudiar el Karate como una forma de Budo (Bu o Bushi: guerrero; Do: camino), con su estricto código y contenido moral y filosófico profundo, tener una actitud seria hacia el entrenamiento es la mayor importancia.
A través del Budo y de esta seria actitud, es posible lograr física y espiritualmente un nivel que pocas personas alcanzan.
Comienza esta actitud cuando el karateka se coloca en una situación de vida o muerte, la más seria situación a la que un hombre enfrenta, pero también la que le permite obtener el más alto nivel: de experiencia, de reacciones, de auto-control y dominio de su temperamento y emociones.
En el entrenamiento de Karate, el Kihon transcurre sin un adversario real delante. Por ello, debe imaginarse un oponente, desplazándose y golpeándolo con vigor y concentración del espíritu, tratando de “penetrar sus defensas” y “acabarlo”.
No se obtiene la esencia del Karate, aún cuando se practique durante años, si las manos y los pies, los desplazamientos y los giros, no están acompañados por la seriedad, la concentración del espíritu, y con los ojos de la mente “viendo” al adversario delante.
Esta concentración continua desarrollada en Kihon y Kata, es trasladada luego al Kumite, que no debe plantearse como un “intercambio de técnicas”, o una búsqueda del punto competitivo, sino mentalmente, como un combate de vida o muerte.
Cuando el Kumite es planteado así, el karateka no busca realizar un punto para luego especular con el tiempo que falta para que termine el combate (en Kumite Shiai); por el contrario, busca continuamente vulnerar la defensa de su oponente, mientras impide constantemente que la suya sea penetrada.
En el Dojo se observa con mucha frecuencia, que los karatekas que son más fuertes, experimentados o hábiles, al hacer Kumite con un oponente menos fuerte, de menor estatura o novicio, adoptan una actitud suficiente, corrigen errores o hablan, dan indicaciones y en suma, no se concentran ellos ni dejan concentrar a sus oponentes y el Kumite se transforma en un juego.
En Kihon, Kumite y Kata, el karateka, tenga el nivel que tenga, debe concentrarse, no hablar, “ver” a su adversario imaginario y escuchar atentamente al Instructor, que siempre da las claves de los movimientos que se van a realizar.
(continuará)
David Vallejo

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David Vallejo (Budokan Sevilla Dojo) www.budokansevilla.com