Lo verdaderamente saludable es dedicarnos a vivir con plenitud el nuevo día, porque tenemos delante un nuevo capítulo de nuestra vida que nadie puede escribir por nosotros salvo nosotros mismos.
Lo nocivo y tóxico es seguir escribiendo en la página de hoy contenidos de días pasados. Lo que no es sano es malograr el nuevo y flamante día, que se presenta lleno de posibilidades, repasando, lamentando, sufriendo y revolviendo cuestiones que pertenecen a capítulos de tu vida que ya escribiste en su momento, de mejor o peor manera. Si permites que la acción del pasado te afecte, te destruyes. Las consultas de psiquiatras, de psicólogos e incluso las de los médicos estarían casi vacías si aprendiéramos a dar carpetazo, a liquidar todo aquello que ha sido y tiene que dejar de ser. Recuerda que nuestra vida es dejarse fluir como la corriente de un río. Tratar de volver atrás no es vivir.
Si has terminado de trabajar y vas a casa con los tuyos, lo saludable es que dejes el trabajo de hoy y te centres en vivir las horas que estás con los tuyos con plenitud total. Mañana será un nuevo día y retomarás con nueva energía tu trabajo como lo dejaste.
Si has terminado una relación amorosa, ya no hay amor entre vosotros y todo ha terminado, pasa página y no te mortifiques más tratando de rebuscar por qué las cosas sucedieron de esta o de aquella manera. Lo que sucedió, los hechos y sus circunstancias ya no pueden impedirse; pretender volver una y otra vez sobre ellos, esperar que te reconozcan lo que nunca te reconocieron, que se contenten o que admitan sus errores, solo te reportará dolor, resentimiento y pérdida de tiempo de forma inútil.
Si te recreas en el pasado, jamás lograrás que tu día a día sea saludable porque entrarás en una espiral de negativismo, envenenándote y amargándote por lo que fue, destruyendo las posibilidades de crecer y de ser feliz que te ofrece cada nuevo día.
Es imprescindible que vayamos cerrando puertas, ventanas y capítulos de historias pasadas y nos centremos en vivir el presente. En realidad, nada ni nadie deberían ser completamente indispensables. Una persona, un trabajo, un lugar o cualquier cosa que sea imprescindible para ti, ya no es saludable si desprenderte de ella te hace desgraciado. Nada que nos obsesione es bueno para nadie.
Hay que tener muy claro cuándo se acaba, cuándo concluye un proyecto, un amor, un compromiso, un camino, y ese es el momento de abandonar, clausurar, cambiar y abrirse a nuevas vidas, nuevas experiencias, nuevos amores y nuevos proyectos.
¿Por qué muchas personas se complican tanto la existencia y malgastan energía, dinero, tiempo y salud en proyectos, cosas y personas, actividades, relaciones, pensamientos, sentimientos o preocupaciones que les hacen desgraciados durante años? Porque no aplican el sentido común y no pasan página; no eligen la forma más sencilla e inteligente, que es la de deshacerse y liberarse del pesado fardo de preocupaciones, agobios y excesos de equipajes, que ya no nos sirven salvo para hacernos desgraciados.
Atrapa el presente de cada nuevo día, libérate de cargas mentales pasadas o futuras y celebra la vida de hoy. Hoy eres feliz, sin necesitar mayor motivación que la de elegir ser feliz con lo que eres y tienes. Tú eliges, te sientes hacedor y creador de la propia vida que disfrutas hoy. Deja fuera de tu existencia todos los comecocos, los miedos, las amenazas de infiernos eternos y todas las mandangas. ¡ VIVE! ¡VIVE! ¡VIVE !, mientras te haces el mayor bien a ti mismo y a tus semejantes.
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