Su contenido en hidratos aporta energía, el potasio ayuda a reponerse después del ejercicio físico y, además, estimula el sistema inmune y evita padecer enfermedades
Aunque muchas personas crean que el plátano es una fruta que llegó a Europa con la colonización del continente americano se equivocan. De hecho, el plátano es originario del sureste asiático y fueron los árabes quienes lo incorporaron a la alimentación mediterránea y desde aquí se exportó a América. En la actualidad sí es el continente americano el mayor productor de plátano del mundo.
El plátano es una de las frutas más consumidas a lo largo del planeta, seguramente se deba a su alto valor nutritivo. Desgraciadamente en los últimos años muchas personas lo han apartado de sus dietas por ser una fruta calórica y por mitos erróneos tales como que es una fruta que engorda o que influye en el aumento de peso.
Sí es cierto que “juntamente con el aguacate es la fruta más calórica. En el caso del plátano se debe a su contenido en hidratos de carbono (20 gramos por 100 gramos de porción comestible) lo que significa alrededor de 94 kcal, que hace aumentar su valor energético” explica la nutricionista Marta Sanz. Pero, aunque pueda ser una fruta calórica aporta menos calorías que un vaso de leche, un yogur o una tortilla a la francesa y además es saciante, diurética, y laxante por lo que favorece la pérdida de peso.
En lo que se refiere a vitaminas que aporta, nos encontramos con vitaminas del grupo B (ácido fólico), vitamina C, algo de vitamina E y además aporta fibra, por lo que se trata de una fruta sumamente beneficiosa. Precisamente por ello es una fruta antioxidante, siendo suavemente laxante, energética, remineralizante, y un poco diurética.
“Desde el punto de vista de los minerales hay que destacar su contenido en potasio (350 gramos) y Magnesio (38 mg) en 100 gramos de porción comestible de plátano. Se cubre ente el 10-11% de las recomendaciones diarias de estos dos minerales. El potasio nos ayuda a prevenir calambres, por este motivo y por la energía que proporciona es una fruta a incorporar en las dietas de los deportistas, para reponerse durante o después de actividades deportivas” recomienda Sanz.
Pero la energía no es la única forma en que el plátano puede ayudarnos a mantenernos saludables. También nos puede ayudar a sanar o prevenir un número impresionante de enfermedades y condiciones, haciéndose imprescindible en nuestra dieta diaria. “El plátano contiene inulina y otros fructo oligosacáridos no digeribles por el tracto intestinal. Los efectos beneficiosos que se relacionan con la inulina son la reducción en el riesgo padecer enfermedades cardiovasculares, diabetes tipos II, obesidad, osteoporosis o cáncer. La razón es que los compuestos que se obtienen en la fermentación de los fructo oligosacáridos estimulan el sistema inmune”
Cuando vayamos a comprar plátanos al mercado no tenemos que guiarnos por las mismas reglas que usaríamos para comprar cualquier otra fruta. No es buena idea comprarlos en su punto exacto de madurez, sino en lo posible bastante antes de que lleguen al mismo. Lo que debes buscar: aquellos plátanos que se vean firmes, con aspecto brillante, y libres de contusiones u otras lesiones.
El estado de madurez se nota por el color de la piel, no se debe temer comprarlo si aún tiene tonalidades de verde, pronto estará en su punto de mejor calidad de consumo. Cuando esté amarillo habrá alcanzado su punto máximo de maduración y es entonces cuando “mayor transformación de almidón de azúcares hay, por lo que le dará un sabor más dulce. Esto se debe al aumento de azúcares como la sacarosa, glucosa y fructosa” comenta Sanz.
Además, hay que tener en cuenta que los plátanos maduros son más fáciles de digerir, debido a la transformación del almidón en azúcares. Por lo que son muy recomendables para las personas que tengan alguna patología intestinal como úlceras.
No es una buena idea conservarlos en la nevera, es mucho más recomendable dejarlos fuero, esto supondrá que maduren mucho más rápido. En verano el calor hace que maduren muy rápido y entonces se conservaran mejor en frío. Si queremos guardarlos en la nevera y que se conserven sin ponerse marrones durante mucho tiempo el mejor truco es guardarlos dentro de una bolsa con medio limón. El frío de la nevera impedirá que se maduren tan rápido, y el limón dejará de lado la oxidación del plátano para que no se ponga negro.
Neus Palou
David Vallejo
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