¿Cuál es la influencia del aikido en la vida diaria o por qué practicar aikido en la actualidad?
Con la gran explosión demográfica del mundo en general, los que antes eran pequeños desacuerdos o discusiones entre los seres humanos o entre los diferentes países, en la actualidad se vuelven cada vez más peligrosos para toda la humanidad, cuando pueden ser apoyados por los grandes avances tecnológicos, desde una simple arma de fuego, hasta las computadoras, o las increíblemente destructivas armas nucleares y químicas. Esto, sin dejar de mencionar el gran sentido desarrollado por el hombre moderno, de creer que el éxito en la vida esta muy relacionado con el enriquecimiento económico o con el poder y se hace todo por conseguirlos, sin importar muchas veces el daño a nuestros semejantes, al planeta o a los diferentes seres de la naturaleza.En resumen, el ser humano es actualmente un ser que si no aprende a vivir en armonía con sus semejantes, respetando también a la naturaleza y rigiéndose bajo las leyes universales, es capaz, de al tratar de beneficiarse, conseguir sin darse cuenta lo contrario y causar incluso su propio exterminio.
El aikido crea en cada uno de los lugares donde se practica, un microcosmos, donde además de trabajar con nuestro cuerpo y mente, y ayudarnos a mantener nuestro organismo en buenas condiciones, se adquiere, a través de la aplicación y recepción de sus diferentes técnicas, una gran sensibilidad hacia cualquier situación que amenace la armonía a nuestro alrededor. Al igual que en el Dojo, el practicante llega a captar fácilmente estas situaciones en la vida cotidiana y aplica lo aprendido por las enseñanzas del aikido.
En cuanto surge cualquier conflicto o incluso antes de que éste nazca, no se enfrenta o discute con los demás y mucho menos llega al pleito, si no que es capaz de encontrar un camino más adecuado y dejando que fluyan las diferentes energías personales, las puede guiar, para conservar la armonía y resolver los desacuerdos sin desembocar en situaciones violentas.
Todo lo anterior hace que nuestras capacidades positivas encuentren un gran impulso y controlemos realmente nuestra existencia, conduciéndola a través de una vida más plena llena de paz y bienestar.
Cinco maneras en las que el Aikido nutre y desarrolla la vida humana
Hay tantas demandas en nuestra vida cotidiana en estos días, muchas actividades, obligaciones y distracciones.- ¿Por qué entonces debemos pasar nuestro tiempo aprendiendo y entrenando Aikido?
- ¿Qué podemos esperar ganar que valga la pena para comprometernos en nuestra formación?
Pero el Aikido puede ser mucho más si se practica como lo pretendía su fundador O'Sensei Ueshiba.Cuando desarrolló el Aikido, O'Sensei no estaba simplemente tratando de crear un nuevo sistema de técnicas que representaran su evolución como artista marcial con su propia mezcla personal de espada, ju-jitsu y prácticas ascéticas y esotéricas.
Más bien construyó un camino para que cada uno de nosotros se hiciera fuerte pero compasivo, se motivara por el beneficio mutuo de no ganar y ser una fuente de armonía en el mundo, en lugar de discordia y separación. Aunque muchas personas quisieran llegar a este estado de ser, la mayoría no tienen ni idea de por dónde empezar. El Aikido es una puerta de entrada a esa transformación personal porque toca todos los aspectos de quiénes somos y cómo nos relacionamos con los demás.
El Aikido nutre a cada persona en cinco áreas:
1) entender el Ki, la energía vital (ki-iku)
2) aumentar nuestro conocimiento y sabiduría a través del estudio y la experiencia (chi-iku)
3) fortalecer y purificar nuestros cuerpos (tai-iku)
4) aumentar nuestra comprensión del comportamiento ético (toku-iku)
5) desarrollar nuestra sensibilidad social (jo-shiki)
La práctica del Aikido nos ayuda en todas estas áreas si practicáramos sinceramente, con la intención aprender y de ayudar a otros.
Además cultiva cualidades fundamentales para el ser humano como la auto-confianza, el coraje y la cortesía.
Si bien es obvio cómo el Aikido contribuye a la comprensión de ki y al fortalecimiento de nuestros cuerpos, puede no ser tan claro cómo ayuda con la sabiduría, la ética o las habilidades sociales.
La razón por la que el Aikido puede proporcionar acceso a estos atributos es que todas las técnicas de Aikido se practican en relación con otra persona y las lecciones son experimentadas holísticamente por el cuerpo y la mente.
Al practicar Aikido, por ejemplo, uno experimenta la diferencia entre moverse armoniosamente con su compañero o verse obligado a moverse contra la propia voluntad. Y cuando cambia quién comienza la técnica, se puede aprender a sentir la diferencia entre crear la armonía con su compañero de práctica u obligarlo a que siga el propio plan o intención.
La respuesta emocional a estas situaciones es real e inmediata. En un caso, tu pareja estará relajada y cooperativa y en el otro se verá instantáneamente frustrada y luchará contra ti instintivamente.
En Aikido, uno puede explorar este escenario una y otra vez y puede aprender a cultivar técnicas físicas y estados mentales que hacen posible la armonía. Por otra parte, puedes tomar esta comprensión contigo mismo y una vez que dejas el dojo, usarla en tu vida diaria.
Sin embargo, es posible practicar Aikido sin comprender estas lecciones más avanzadas. Puedes destacarte, aprender técnicas, e incluso llegar a ser bastante experto en lanzar a tu compañero y aún así perder el punto fundamental del Aikido. La clave para ir más allá de una comprensión superficial radica en cómo abordar tu formación y a tus compañeros.
La meta de cada práctica y cada técnica es la de alcanzar estos objetivos más altos, este es el ideal y lo que convierte al Aikido en un camino espiritual de transformación y auto superación.
Aprender a armonizar con la energía universal es aprender a volverse unidad con el universo, observar la naturaleza, aprender sus leyes, abrir el corazón y expandir la mente a una realidad más creativa, solidaria y feliz.
Continúa siempre aprendiendo y evolucionando!
Respeto y humildad. Mi principal objetivo en la práctica de las artes marciales es “aprender”. Aprender de cada error y de cada práctica con los mayores, con los compañeros y con los alumnos. No pretendo aprender sólo las técnicas o el desarrollo físico, pretendo aprender la disciplina de un arte marcial, cuya esencia y ley es el respeto.
Otro objetivo es “dar lo que recibo”, entregar todos los conocimientos adquiridos a los demás para que ellos también puedan darlos a sus sucesores. De esta manera, el buen conocimiento y el verdadero concepto de un arte marcial se extenderán y mantendrán en el futuro.
Mi objetivo no es sólo obtener un grado o adquirir el conocimiento técnico, mis objetivos van más allá de eso. Considero que las personas que practican un arte marcial sólo para obtener un grado o únicamente para defenderse, no son verdaderos artistas marciales.
La persona que lo practica debe ayudar a toda la humanidad, a su comunidad, a sus compañeros y a él mismo, ya que siguiendo los verdaderos caminos que nos enseña dicha experiencia, podremos mejorar nuestro país.
Cultivemos el respeto, la disciplina, la gratitud, el perdón, el desarrollo físico, la valentía, el apoyo y el honor, factores esenciales para un individuo que forma parte de una nación.
No sólo los trofeos son símbolos de logros
Los objetivos mencionados inicialmente, influyen en mi vida diaria, pues para cumplirlos debo desarrollar una vida mejor, tener disciplina en mi hogar, en mi trabajo y en cualquier lugar público.
Con los años, entendí que un logro no necesariamente tiene que ser mostrado ante los demás. Por ejemplo, no sólo los grados son muestras de éxito, entendí que la humildad vale más que eso, pues la persona que aprende a tener humildad, es alguien que realmente tiene logros en su vida personal y en la práctica del arte marcial.
De esta manera sé que la vida me va a recompensar de alguna forma, pues no sólo los premios y trofeos son símbolos de logros.
- ¿A qué principios se refiere?
- ¿Cómo se practica este arte en el trabajo, el hogar, la calle, etc.?
Ponemos en práctica los principios Aiki cuando:
- Sabemos estar presentes en lo que hacemos instante tras instante.
- Tomamos todas las circunstancias buenas o malas como una ocasión de entrenamiento.
- Nos adaptamos lo antes posible a todo lo que nos llega.
- Expresamos nuestros pensamientos, deseos, sentimientos, opiniones con sinceridad sin molestar ni ofender a nadie.
- Hacemos posible la paz en nuestro entorno, evitando enfados y desavenencias.
- No devolviendo “faena” por “faena”, y perdonando al que me ha causado algún perjuicio.
- Procuro fluir con la vida sin oponer resistencias inútiles.
- Escucho con atención y respeto a los demás, sobre todo a los que no piensan ni opinan como yo.
- Rechazo alimentar odio, rencor y deseos de venganza.
- Evito en mi conducta todo tipo de violencia.
- Me enfrento a las dificultades, o al infortunio con valor y serenidad.
- Trato a todas las personas como me gusta que me traten a mí.
- Observo la realidad de cada situación sin prejuicios.
- Rechazo el “todo vale” para conseguir mis objetivos en la vida ordinaria.
- Superó el egoísmo, ayudando siempre que puedo a los demás.
Bibliografía:
Las Artes Marciales y su influencia en la vida diaria: RESPETO Y HUMILDAD - Regina Shin, El aikido en la vida cotidiana - Mariano Giacobone, Aikido y vida cotidiana - S. Nalda, Influencia del aikido en la vida diaria - Víctor Huichalaf
David Vallejo
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