En 1972 el mundo asistió a una de las peleas más famosas del cine en la película ‘The way of dragon’, la lucha entre Kung-fu y Karate, dos viejos conocidos
Se da la circunstancia de que El regreso del dragón o El furor del dragón (The way of dragon) consituye la última película escrita y dirigida por el propio Bruce Lee, que al año siguiente de su estreno fallecía en Hong Kong, oficialmente debido a una hipersensibilidad alérgica al meprobanato, uno de los componentes químicos del Equagesic, un analgésico para el dolor de cabeza. Y decimos oficialmente porque el maestro ha sido protagonista de no pocas teorías conspiranoicas sobre su muerte.
En cualquier caso, aquella cinta de 1972 supuso no solo el choque de dos leyendas que lograron su estatus por motivos diferentes, sino también el de dos artes marciales orientales que muchas veces suelen confundirse pero que, para empezar, tienen un origen geográfico diferente. El kung-fu proviene de china, mientras el karate lo hace de Japón, aunque es innegable la influencia del primero sobre el segundo.
Kung-Fu
Sin ánimo de ponernos demasiado técnicos, diremos que la historia del kung-fu es mucho más rica en matices y sus preceptos filosóficos y valores provienen del Budismo y el Taoísmo. Es un arte marcial de autodefensa, que promulga una conducta ética para el crecimiento personal, en el que la meditación y la serenidad juegan un papel fundamental. Humildad, honestidad, solemnidad, justicia, valor, paciencia o voluntad son algunos de los conceptos que se asocian a su práctica. En el kung-fu conviven multitud de estilos que incluyen golpes, técnicas de lucha cuerpo a cuerpo y técnicas con armas tradicionales.Karate
Por su parte, la influencia de las artes marciales chinas, en este caso, del kung-fu sobre el karate es innegable. No en vano, el karate tiene su origen en las islas Ryu ky, hoy pertenecientes a Japón, aunque cuando surgió, esta región vivía políticamente bajo la influencia de china en siglo XVI. Precisamente, tras las primeras invasiones japonesas a comienzos del XVII, los habitantes de islas ante la necesidad de defenderse perfeccionaron su propio arte marcial.
El karate, que no emplea armas, hace un mayor uso del principio físico del torque en la penetración y angulación de los golpes directos y defensas angulares, buscando una mayor potencia. También comparte principios filosóficos con el Budismo, está influenciado por el confucionismo y entre sus valores cabe destacar honor, coraje, amistad, lealtad, bondad, imparcialidad o la modestia, entre otros.
El karate, que no emplea armas, hace un mayor uso del principio físico del torque en la penetración y angulación de los golpes directos y defensas angulares, buscando una mayor potencia. También comparte principios filosóficos con el Budismo, está influenciado por el confucionismo y entre sus valores cabe destacar honor, coraje, amistad, lealtad, bondad, imparcialidad o la modestia, entre otros.
Dos leyendas (a su modo)
Cierto es que tanto Bruce Lee como Chuck Norris acabarían evolucionando hasta fundar Jeet Kune Do, en el caso del primero, y el Chun Kuk Do, en el segundo caso, pero ambas disciplinas beben de las aguas de las dos artes marciales por antonomasia. De Bruce Lee, leyenda de las artes marciales modernas, tristemente, nos queda su legado y la sensación de que solo se rascó la superficie de su potencial. Chuck Norris es otra historia. El incombustible héroe americano (78 años), ha forjado también su propia leyenda, aunque con tintes más humorísticos (Chuck Norris Facts), sustentada en hechos como el acontecido precisamente hace un año: sobrevivió a dos infartos separados por 47 minutos.
Álvaro Piqueras
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