¿Es realmente provechoso entrenar Aikido tal como se hacía hace cincuenta años?
La práctica estereotipada un ataque, una defensa conocidas ambas acciones de antemano, ¿no resulta aburrida y monótona, cuando ya se han dedicado varios años a repetirla en clases, y cursillos…?
El entrenamiento exclusivamente técnico, ¿realmente es capaz de transformar y mejorar la personalidad del aikidoka?
¿No resulta bastante pobre asistir a los Stages o cursillos de los grandes maestros actuales, y constatar que aparte de su gran habilidad técnica, solo aportan detalles referentes a la construcción secuencial de las técnicas, con escasa o nula aportación en lo que toca a la formación integral (mental, psicológica, ética, etc.)?
En el ámbito nacional e internacional del Aikido, llama la atención la gran cantidad de cursos que se anuncian en todas partes, para todos los meses del año, y abiertos a todos los niveles… ¿En que nivel desempeñará el maestro de turno sus propuestas para que las puedan realizar los “Kyus”, y no defrauden a los “Dan”?
Que buscan los aikidokas del siglo XXI? ¿Qué expectativas y necesidades tienen? ¿Que clase de Aikido les va a enganchar para que les ayude a mejorarse en todos los aspectos de su personalidad?, porque nosotros creemos que con el modelo de una técnica de ataque y una técnica defensiva por muy repetitiva que sea esta práctica, no cumple el objetivo de educación global del aikidoka, y menos aún la meta que pretendía M. Ueshiba.
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