La campeona de España y subcampeona del mundo busca patrocinio
La historia de Sonia Hidalgo no es única en el deporte español, pero no por ello deja de ser destacable. A sus 26 años lucha dentro y fuera del tatami. En un lado es campeona de España y subcampeona del mundo de kenpo; en el otro busca trabajo y patrocinio que le permita seguir haciendo lo que más le gusta: competir.
“Las artes marciales me han enseñado que en la vida unas veces se gana y otras se pierde. Porque hay muy buenos perdedores y muy malos ganadores”
Sonia Hidalgo, campeona de España de kenpo
Sonia comenzó a practicar artes marciales porque sus padres, Antonio y Paloma, querían que sus hijos estuvieran protegidos ante situaciones de peligro. Se apuntó con su hermana Marian a clases de Judo (Antonio, el menor de los hermanos, las acompañó después) cuando tenía solo ocho años. “Desde pequeñita siempre se me dio bien, pero nunca pensé en ello como una profesión. Disfrutaba mucho en los entrenamientos y notaba que era mejor que mis compañeros porque les ganaba en las clases”, explica. A los 10 años se pasó al Karate y a los 15 al taekwondo, hasta que una lesión de rodilla le obligó a cambiar su sino.
Una charla con un compañero de gimnasio le hizo descubrir el kenpo a los 23 años. “El Karate es muy técnico y yo ya había conseguido tener buena técnica; ahora quería adquirir más conocimientos de defensa personal. Un compañero de mi gimnasio me comentó que practicaba kenpo y me animó a probar una clase. Eso hice y me encantó”, asegura.
“Mientras que el karate es más estático, con golpes más secos y precisos que buscan el KO del rival, el kenpo es todo eso pero además te enseña que puedes fallar en el golpe y, que si eso ocurre, tienes otra opción, otro movimiento que te permite detener al adversario. Me apunté a clases y vi que progresaba rápido en poco tiempo. Además, teníamos un profesor que motivaba mucho a los alumnos y nos animaba a competir. Yo nunca había participado en una competición y, al ver que se me daba bastante bien y tenía un amplio margen de mejora, quise probarlo”, analiza Sonia, que en sus dos primeras competiciones logró dos bronces y un oro.
En 2015 se proclamó campeona de España en Las Rozas y en 2016 subcampeona del mundo en Rumanía, pero no todo fue fácil. Para conseguir el primer objetivo tuvo que trabajar como Head Hunter para una empresa y compaginarlo con sus estudios de Ingeniería de Edificación y los entrenamientos. Para el segundo, tuvo que recurrir al patrocinio de Logtrust para sufragar los gastos del viaje a Rumanía. “La Federación Española de Karate (bajo la que está tutelado el kenpo) paga únicamente la inscripción de España como país. Lo que tengo entendido es que no hay dinero y supongo que el kenpo recibe menos porque se trata de un deporte minoritario e imagino que se dan más ayudas al karate porque tiene muchos más alumnos e inscripciones. En cierto modo, es lógico. A mí me desfavorece pero lo puedo entender”, atestigua.
Sonia goza de ese aura de humildad involuntaria que siempre rodea a los grandes campeones. ¡Bendita manía de vivir con los pies en la tierra! “A mí, lo que más me han enseñado las artes marciales es que en la vida unas veces se gana y otras se pierde. Porque hay muy buenos perdedores y muy malos ganadores. He aprendido que si quieres conseguir algo tienes que esforzarte y que, aun así, podrías no conseguirlo pero que, aun así, tienes que seguir esforzándote. Lo importante es no venirte abajo. El día de la competición todo puede pasar. Por mucho que prepares un combate hay factores que una misma no puede controlar. Eso hay que saber aceptarlo e interpretarlo”, señala.
Actualmente se prepara para el Campeonato de España que se disputará en abril de 2017 y, si vuelve a conseguir plaza, para el Mundial de Portugal de 2017. Inicia, por tanto, una nueva búsqueda de patrocinador.
Laura Bolea
David Vallejo
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