Matías Gómez valora su paso por los Juegos Europeos de Bakú. La suerte no le acompañó entonces, pero de todo se aprende y se lleva, además, una experiencia que no olvidará.
“El hecho de acercar un deporte como el nuestro, que no es olímpico, a algo muy parecido a unas olimpiadas hace que sea una experiencia increíble. Disfrutamos a tope”, explica.
No logró sumar una medalla en Bakú, pero su palmarés no se resiente. El dos veces bronce europeo y una vez bronce mundial recibió hace pocos meses la medalla de bronce de la Real Orden del Mérito Deportivo. “Fue muy bonito. No me lo esperaba para nada. Fue una satisfacción enorme. Creo que refleja el esfuerzo que hacemos, la dedicación que tenemos en el día a día. Para mí familia fue un orgullo y para ellos también va un poquito de esa medalla”, comenta.
El campeón humilde
‘Su día tiene más de 24 horas’, explican los que le conocen bien. Matías Gómez forma parte del equipo nacional de karate, pero en este deporte eso no es sinónimo de ganarse la vida. “El día a día es bastante duro. Estudio INEF en Madrid, entreno por la tardes y en mis horas libres y los fines de semana me voy a casa, porque yo no soy de Madrid. La gente me dice: ‘¡Qué suerte! Te marchas a casa…’. En realidad me voy a mi casa a echarles una mano a mis padres que tienen una catefería y cuando bajo los fines de semana me levanto a las 7 de la mañana para ayudar a la familia. Una vida un poco movida…”. Sin embargo, Matías está convencido que eso queda reflejado en el tatami y en la forma de combatir.
El punto de inflexión en su carrera llegó a los 17 años. Matías se proclamó campeón Mundial de cadete y eso fue todo lo que necesitaba para tomar las decisiones que le han llevado hasta donde se encuentra ahora. Dejó de lado la idea de abandonar los estudios y se dio cuenta de qué camino debía escoger: “Fue un punto de inflexión. Me di cuenta que tal vez me podía dedicar a esto y que para lograrlo debía seguir estudiando porque si trabajaba se me acababa el camino. Era la manera de poderlo compaginar. El karate me ha ayudado también en mi desarrollo personal. Si no hubiera hecho karate no habría llegado donde estoy ahora”.
Un(os) culé(s) en Madrid
Matías tiene claro sus colores. O más le vale tenerlos claro. “Yo siempre digo que soy del Barça porque sino, no comería en mi casa”, confiesa. “Mi padre me lo inculcó de pequeño y así sigo. Lo cierto es que, conforme he ido creciendo, me gusta lo que el Barcelona transmite y, no solamente el equipo, sino la entidad, el club, la filosofía, la apuesta por la cantera… Me gusta”. Además, no está solo. Damián Quintero comparte piso y colores con Matías. “Ya ves… Montamos unas en casa cuando hay partido del Barça. Es sagrado, se para el mundo… Cerramos bien la puerta y apagamos los teléfonos”.
La temporada está a punto de acabar, pero aún le quedan algunos retos pendientes. Próximo destino, Nicargua: “Nos queda un campeonato, el iberoamericano en agosto, en Nicaragua. Empezaré a prepararlo en unas semanas con ganas y con ilusión. Ahora estoy un poco de vacaciones, que también hay que desonectar porque sino, te acabas quemando. Iremos a disfrutarlo”, explica.
fuente: planetadeporte.es
“El hecho de acercar un deporte como el nuestro, que no es olímpico, a algo muy parecido a unas olimpiadas hace que sea una experiencia increíble. Disfrutamos a tope”, explica.
No logró sumar una medalla en Bakú, pero su palmarés no se resiente. El dos veces bronce europeo y una vez bronce mundial recibió hace pocos meses la medalla de bronce de la Real Orden del Mérito Deportivo. “Fue muy bonito. No me lo esperaba para nada. Fue una satisfacción enorme. Creo que refleja el esfuerzo que hacemos, la dedicación que tenemos en el día a día. Para mí familia fue un orgullo y para ellos también va un poquito de esa medalla”, comenta.
El campeón humilde
‘Su día tiene más de 24 horas’, explican los que le conocen bien. Matías Gómez forma parte del equipo nacional de karate, pero en este deporte eso no es sinónimo de ganarse la vida. “El día a día es bastante duro. Estudio INEF en Madrid, entreno por la tardes y en mis horas libres y los fines de semana me voy a casa, porque yo no soy de Madrid. La gente me dice: ‘¡Qué suerte! Te marchas a casa…’. En realidad me voy a mi casa a echarles una mano a mis padres que tienen una catefería y cuando bajo los fines de semana me levanto a las 7 de la mañana para ayudar a la familia. Una vida un poco movida…”. Sin embargo, Matías está convencido que eso queda reflejado en el tatami y en la forma de combatir.
El punto de inflexión en su carrera llegó a los 17 años. Matías se proclamó campeón Mundial de cadete y eso fue todo lo que necesitaba para tomar las decisiones que le han llevado hasta donde se encuentra ahora. Dejó de lado la idea de abandonar los estudios y se dio cuenta de qué camino debía escoger: “Fue un punto de inflexión. Me di cuenta que tal vez me podía dedicar a esto y que para lograrlo debía seguir estudiando porque si trabajaba se me acababa el camino. Era la manera de poderlo compaginar. El karate me ha ayudado también en mi desarrollo personal. Si no hubiera hecho karate no habría llegado donde estoy ahora”.
Un(os) culé(s) en Madrid
Matías tiene claro sus colores. O más le vale tenerlos claro. “Yo siempre digo que soy del Barça porque sino, no comería en mi casa”, confiesa. “Mi padre me lo inculcó de pequeño y así sigo. Lo cierto es que, conforme he ido creciendo, me gusta lo que el Barcelona transmite y, no solamente el equipo, sino la entidad, el club, la filosofía, la apuesta por la cantera… Me gusta”. Además, no está solo. Damián Quintero comparte piso y colores con Matías. “Ya ves… Montamos unas en casa cuando hay partido del Barça. Es sagrado, se para el mundo… Cerramos bien la puerta y apagamos los teléfonos”.
La temporada está a punto de acabar, pero aún le quedan algunos retos pendientes. Próximo destino, Nicargua: “Nos queda un campeonato, el iberoamericano en agosto, en Nicaragua. Empezaré a prepararlo en unas semanas con ganas y con ilusión. Ahora estoy un poco de vacaciones, que también hay que desonectar porque sino, te acabas quemando. Iremos a disfrutarlo”, explica.
fuente: planetadeporte.es
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