¿Cuántas veces nuestras mejores técnicas de combate nos salen sin saber cómo, por "casualidad"?
Realmente no llegamos a saber por qué hemos efectuado, en ese instante y no en otro, una determinada técnica y no otra. Lo importante es que el contraataque ha sido instintivo con total éxito.
El denominador común lo constituye la experiencia, conseguida mediante un entrenamiento asiduo. Los mecanismos que operan estas "casualidades" están dentro de nuestra cabeza.
Si bien un cerebro normal sólo puede procesar muy pocos datos por segundo, goza de un inmejorable complemento, al que solemos llamar subconsciente, pero como vamos a ver está continuamente alerta. Es tal el número de otros estímulos recibidos, que se hace imposible su completa asimilación. El cerebro es capaz de seleccionar determinada cantidad de ellos y dar un toque de atención al "consciente", si juzga suficiente su importancia.
Para aclararlo, un ejemplo cotidiano: Mientra hojeamos distraídamente un libro o revista, al dejar pasar las hojas con gran velocidad, de repente nos surge la idea de haber creído ver un titular, una foto, un dibujo referente a un tema de nuestro interés. Obviamente, por la rapidez con que se han sucedido el resto de las hojas, hemos ido incapaces de asimilar el contenido, pues las siguientes van borrándose las imágenes anteriores. Pero algo en la cabeza nos indica la existencia del asunto, posiblemente interesante, según un criterio que previamente hemos establecido. A partir de aquí elegimos la posibilidad de dar marcha atrás o seguir pasando hojas.
De manera análoga, en un combate el funcionamiento de éstos mecanismos no constituye una excepción. La memoria tiene almacenadas situaciones, que compara con las actuales. Una vez comparadas y hallada su coincidencia, se da la señal de alerta al consciente, el cual toma la decisión sobre qué respuesta es la más adecuada (p.ej. un ataque). También el reconocimiento y su respuesta podrían formar parte de un "acto reflejo", con el consiguiente ahorro de tiempo, pues el proceso de decisión tiene un tiempo de duración finito.
Las experiencias acumuladas se archivan junto con las pautas a seguir para su posterior utilización; a mayor archivo. Por tanto es un instrumento interesante recordar un combate lo más minuciosamente posible, para elaborar nuevas variantes y darles firmeza en la memoria, siendo lo más conveniente recrear después esas situaciones durante los entrenamientos, dándoles distintas soluciones. En otras palabras, aumentar la experiencia.
Cuando se carece del archivo o no está debidamente encauzado, no se podrá comparar, quedando el combate al libre albedrío. Por otro lado, debido a la gran velocidad con que se efectúan las defensas y ataques, no hay demasiado tiempo para realizar un análisis y su correspondiente proceso elaborado para la respuesta.
fuente: Correo del Lector - Revista BUDO, nº 27
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