Educar a un joven karateka significa ser capaz de aumentar su confianza en sí mismo y fomentar su desarrollo.
Es fundamental dar a los niños normas y límites.
Esto lo saben muy bien los padres que "empujan" a sus hijos a "hacer kárate" para corregir el carácter de sus pequeños. Los padres suelen esperar que el Dojo de Kárate regule a sus hijos, reduciendo la educación de los pequeños a 2 horas semanales.
Este milagro no siempre ocurre, pero a menudo hacer kárate ayuda al pequeño a aprender normas que también traslada a su comportamiento fuera del dojo.
Una de las dificultades de educar a los niños es darles normas.
Si un niño está acostumbrado a tenerlo siempre todo, al crecer tendrá grandes problemas para adaptarse a la sociedad, empezando por el entorno escolar, hecho de deberes y compromisos.
El dojo, el kárate y las clases para niños pueden darles una disciplina buena y sana.
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